“Oiga, ¿este no es el chico con el que usted está saliendo?”

Después de llevar unos 2 meses saliendo con un chico en algo muy intenso y bonito pero algo enredado a la vez, esta mañana la historia ha dado un giro muy sorpresivo y… triste.

Un amigo me escribe lo siguiente: “Oiga, ¿este no es el chico con el que usted está saliendo?” (adjunta el link de un perfil en Twitter). Un perfil  de esos de puteo gay nivel fotos de verga y culo, con mensajes como: “hoy tocó pajearse solito”, “¿Quién me ayuda con esto? (foto del culo)”, “¿Quién en el portal del norte para crousing?”; y por supuesto, intercambio de mensajes con hombres con perfiles similares con fotos de la verga y publicando “Quién quiere sentarse acá?”; y mi chico respondiendo “yo”; “somos 2 quién para trio ya”, y mi chico respondiendo “yo”. Perfil tipo un jurgo de vídeos porno bareback (iiicchh) con publicaciones adjuntas como: “quiero que me hagan lo mismo a mi”. Perfil tipo participando por entradas a esas fiestas orgias caseras con sexo y drogas y pocos condones, y ganándolas, agradeciendo con un “allá nos vemos”.

Todo esto, MIENTRAS SALÍA CONMIGO. Whhhaaaaattt!

Al menos unas 3 veces durante el tiempo que salimos le pregunté: “¿quieres usar aplicaciones de puteo, quieres putear, quieres conocer y tirar con más gente? Porque ya no le temo a esos temas y preguntas, hay que aceptar que esa es la realidad que nos está tocando y asumirla con seriedad, claridad y franqueza, sin esos tapujos y moralismos chimbos que nos han llevado a ser máquinas de ocultamiento. Y por qué no juzgo a las personas que lo hacen, yo he pasado por esas, comprendo que pasa por diversas facetas del ser, entonces cuando no hay prejuicio pues es más fácil preguntar y hablar así, por lo menos a mi me pasa.

Su respuesta todas las veces que pregunté fue NO, NO QUIERO APPS, NO QUIERO PUTEO, SOLO QUIERO ESTAR CONTIGO, NO TENGO NADA QUE OCULTAR!. Pues estuvo conmigo, al tiempo que se chateo, intercambió fotos y mensajes privados con @ActivoVergon39, @TomboActivo @ChicoLindo @VenecoHot. Sí, ya sé que el hecho de chatearse con varias personas no implica que se tenga sexo, incluso sí se han mandado fotos “hot”. Acá el punto es la mentira, el engaño, la trampa.

Menos mal, la vida que es tan bella conmigo y me quiere tanto hizo que mi amigo se encontrara con ese perfil de mi ex chico, jamás yo hubiera dado, tengo un escaso uso de Twitter (medio me aburre) y aparte, el puteo por allí siempre me ha parecido de lo más ordinario. Así que vida, GRACIAS!

Como estoy convencido de que todo lo que me pasa y todo quien llega al camino es por algo, este chico llegó para que sea más consiente del amor hacia mi mismo, el primero que se debe tener y cuidar, antes que el que entregamos a los demás; del cuidado y el auto cuidado.

Mi terapeuta y maestra espiritual desde que comencé un proceso con ella hace 4 años me ha dicho una y una y otra y otra vez: “Andris, ojo y cuidado con quien te acuestas, a quien le entregas tu cuerpo, con quien compartes tu energía sexual”. Siempre me ha aconsejado que conozca lo más posible una persona antes de compartirle mi energía sexual y mucho más antes de vincularme con emociones. Por miedos que me he negado a enfrentar, pero de los que estoy siendo consciente, le he hecho el quite a la tarea.

Pero ahora que veo el perfil escondido de mi ex chico con todas esas fotos, videos, trinos- citas y demás me es inevitable preguntarme: ¿Con quién me he acostado? ¿A quién me le entregué? Fuerte. Menos mal ya he trabajado mucho sobre la culpa y no me atormenta, sé que no sirve para mucho, sólo para reflexionar.

Aparte, pues ya es bien sabido que lo que por Grindr (o cualquier aplicación o red) llega, por Grindr se va. Ahí nos conocimos y siempre, como en la mayoría de relaciones que comienzan por allí, fue un temaso que dificultó construir confianza, pero por eso lo hablé, sin tapujos. No pretendo satanizar las apps o las redes, tengo claro que lo “buenas” o lo “malas” depende es de quien las usa. Pero desde mi vivencia y con esta amarga gota que rebosa la copa, hoy quiero probar otras formas, otras formas de relacionarme, otras formas de pasar la soledad, otras más reales y más honestas. Claro en ninguna se estará exento de mentiras y engaños, pero hay que probar.

Cuento esta historia porque si usted que la está leyendo está siendo como mi ex chico, teniendo esos perfiles y apps de puteo mientras sale con alguien al tiempo que le asegura que no los tiene y no los quiere, pues véame y siéntame a mi, estoy escribiendo estás palabras con lágrimas en los ojos y un dolor – vacío en el pecho.

Me preguntó por qué hacer pasar al otro por eso, con qué necesidad u objetivo, por qué mentir, por qué engañar así, cuando se está proponiendo la honestidad por encima de todo, incluso de lo incómodo y cuando se está hablando desde el amor, sin juicios, como lo hice. Yo ahora no quiero que este chico me toque ni un pelo, le siento repulsión. Me pregunto, ¿por qué llevar a otro a que sienta eso por nosotros? ¿Qué nos aporta?

Quiero aclarar, pienso que tener esos perfiles, tener las apps, putiar, no lo hace a uno una mala persona, eso es una decisión de cada quien de acuerdo a su experiencia más íntima. Pero mentir, ocultar, engañar, creo que más allá de ser buena o mala persona, no deberíamos relacionarnos así.

Comprendo que mentir y usar estas redes y apps pasa por una serie de circunstancias profundas, generalmente se miente por miedo, por pena, por inseguridades, por comodidad.

Entonces, revise el por qué está en esas redes y si esos porques le aportan, le dan tranquilidad y alegría; y si está con alguien que le gusta, por quien siente cosas profundas y bonitas entonces: si está muy cómodo usándolas, dígale, así el otro no pregunte, antes que por amor, es puro respeto al otro; y sí no le gusta estar ahí y lo atormenta, pues ciérrelas, afronte y venza el miedo a quedarse sin los arroces en bajo, sin lista de culeo en el celular, sin esos coqueteos que llegan cada vez que uno se conecta, por prevención a que la relación no pueda funcionar, y dese la oportunidad de amar, de entregar y entregarse, de dar y recibir, de sonreír por el amor de pareja que brota de la química, esa química que es un milagro y que en esa medida vale la pena aprovechar y atesorar.

Y siempre tengamos presente que si hay algo claro y demostrable en esta vida es que lo que entregamos, recibimos. Si mentimos, si ocultamos, si engañamos, si maltratamos, pues… eso mismo recibiremos, ahora o mañana, porque así es la vida. Duele ser consciente de que ese principio tan primario de la vida que nos enseñan desde pequeños se nos haya embolatado tanto, pero en serio, no hagamos lo que no queremos que nos hagan, es básico y fundamental, pero claro, requiere ser consciente, demanda voluntad, honestidad y humildad, pero tenerlo como propósito ya es el primer gran paso.

Finalmente, termino hablando con mi terapeuta, compartiéndole mi sentir de tristeza y cierta recriminación por haberme entregado como suelo entregarme cuando alguien me gusta y quiero, CON TODA, despliego mi ser (no todo) y mi energía hacia esa persona, cuando alguien me enamora, hacerlo sonreír (no feliz) se convierte en una tarea de mi cotidianidad. Ella, con su sabiduría me dice: “No te sientas mal por ello Andris, por haberte entregado, sé el novio que quieres que te llegue, se primero esa persona para ti”.

Y en esas ando… aprendiendo

Compartiendo…

Gracias por leer.

Sumando ausencias, con hilo y aguja

Ya perdí la cuenta de las veces que he estado en la Plaza de Bolívar de Bogotá, pero la de hoy, 11 de octubre del 2016. ha sido inolvidable.

A la emblemática plaza he ido a gritar consignas de paz y no violencia, a exigir igualdad y respeto por la diversidad, a hacer resistencia frente a la corrupción de los políticos, pero también a contemplar la magia del teatro y a bailar y gozar al son de una diversidad de ritmos.

Pero hoy, fui a hacer algo que jamás imaginé, coser.

Convocado por la talentosa artista plástica colombiana Doris Salcedo, quien ha dado más de qué hablar afuera que acá por su irreverente y fuerte manera de contar nuestra guerra a través de objetos propios de ésta, como camas de hospital, camisas, zapatos y hasta cabellos de las víctimas. La misma artista que cubrió de rosas blancas “boca abajo” el barrio La Macarena cuando asesinaron al periodista Jaime Garzón o colgó sillas del techo del Palacio de Justicia para protestar contra el abuso de poder.

A la Plaza llegué hacia las 2 de la tarde, cientos de personas entraban y salían, ya media mitad estaba cubierta de telas blancas, el campamento permanente por la paz se ubicó hacia el costado norte, el del Palacio de Justicia. Por todo alrededor, cientos de pares de zapatos, la gran manta de la memoria sólo se podía caminar sin ellos.

“Hilos, hilos, hilos”; “Agujas, agujas, agujas”; gritaban algunas personas que cargaban bloques de icopor con agujas enhebradas con hilos de colores. Tomé mis primeras dos agujas, busqué uno de los más de 2 mil recuadros de tela blanca con nombres de víctimas escritos con cenizas. En cuestión de minutos armamos un equipo de 5 personas que nos dividimos los costados del recuadro para coserlo y unirlo a los otros.

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“¿Cómo es, cómo se cose?”, pegunté; de repente dos personas del improvisado equipo se acercaron y me enseñaron. Y es que esa fue la escena permanente que se vivió en la Plaza, los unos enseñando a los otros, colaborándonos, con plena humildad y afecto, algunos entre amigos, otros entre extraños, si alguno lograba coser, otro remataba y otro enhebraba la nueva aguja. Fue trabajo colectivo, trabajo que nació del corazón porque a nadie se la pagó por asistir. Era el homenaje a las Víctimas, a los sobrevivientes de esta guerra cincuentona.

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En lo personal, fue muy emotivo unir mis manos a las de alguien que apenas conocía y trabajar en equipo con extraños pero desde la confianza y la nobleza que nos hacían sentir entre compañeros, entre pares. Esa confianza que la guerra nos ha arrebatado y que nos hace creer que el otro es enemigo, cómplice y hasta peligroso, llevándonos a relacionarnos desde la desconfianza y el temor.

Y es que ese es uno de los principales retos que tenemos como sociedad en este tránsito hacia la paz, confiar en el otro, recuperar (si es que alguna vez la hemos tenido), la buena fé, sentir y creer que el otro no me va a atacar y lastimar así se acerque a preguntarme la hora, a pedirme ayuda para una dirección o a por un simple favor. Tratarnos desde la humanidad, antes que desde las opiniones o ideologías políticas. En la Plaza no importó si éramos santistas o no, si apoyábamos los Acuerdos de paz o si habíamos votado por el Sí o por el No, sólo nos unía el anhelo de la paz y la reconciliación. “Se siente una paz”, le escuché a varias personas mientras cosían.

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En un momento tomé mi cámara y recorrí la gran tela de la memoria que cada hora cubría más y más la Plaza de Bolívar buscando y retratando esos rostros de la memoria, quise tratar de capturar la energía que se sentía. Al hablar con varios de los voluntarios me encontré con un hecho en común para la mayoría: pensar en quién fue esa víctima cuyo nombre estaba escrito en el pedazo de tela que cosían. “¿Quién fue?”, “¿Cómo murió?”, “¿Tendrá hijos?”, “¿Estará desaparecida?”; fueron algunas de las preguntas que pasaban por la mente de quienes estábamos tras cada puntada. Ahí estábamos, sumando ausencias. Re-viviendo las historias, haciendo memoria.

Y es que ese es otro gran reto que tenemos hacia la paz, construir memoria, restaurar los relatos y volver a los hechos para encontrarnos como sociedad y país, darnos cuenta de lo que nos ha pasado, reflexionar y hacer consciencia para evitar que se repita. Estoy convencido que esta tarea debemos hacerla en gran parte desde las víctimas, protagonistas y sobrevivientes de la guerra, en ellas hay muchas claves para la paz.

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Es necesario que todos los colombianos comencemos a re-conocernos como víctimas, a dejar de tomarlas como cifras, a comprender que son vidas humanas, unas que han caído y otras que sobreviven y resisten desde el dolor, la zozobra y el miedo, pero también desde la esperanza. Y para ello, el arte es una alternativa poderosa, efectiva y atractiva; el arte cautiva, conmueve y sensibiliza.

“Siento que al estar acá estoy reviviendo la memoria de Don Pedro y honrando su vida”, me dijo Cristian, un joven que coció la tela en la que está grabada el nombre de esta víctima. Doris Salcedo a punta de tela, siete mil metros, agujas e hilo nos permitió sentir la vida desde la muerte, a revivir a los ausentes. Después de cientos de puntadas los que estuvimos hoy en la Plaza de Bolívar con más fuerza pedimos NO MÁS GUERRA!

@eldlacuadra

Carta al abuso

Hola, tal vez para ti la mañana del 12 de octubre del 2005 sea una mañana cualquiera, una más de esas en las que despertabas con uno de esos chicos que te rodeaban como princesas a un emperador. Para mi no fue una mañana cualquiera.

El 12 de octubre del 2005 desperté en tu cama en aquel gigante penthouse en los Rosales en Bogotá, con un guayabo mortal y un dolor intenso en mi ano, al lado tú, más que dormido, inconsciente. Estábamos desnudos, cuando alcé la sábana para tocarme mi ano me di cuenta que había sangre, me asusté, te sacudí llamándote por tu nombre, “¿Qué pasó, qué pasó?”, te preguntaba muy nervioso. “Te enseñé a ser un maricón”, me respondiste entre dormido. Supe en el instante que me habías penetrado. Sabías que nunca antes nadie lo había hecho.

Me paré, me vestí mientras comenzaba a llorar, retuve mis lágrimas porque no quería que me vieras débil, salí de tu edificio metido en las cerros orientales y al sonar del canto de los pájaros lloré a estruendos hasta llegar a casa. En ese momento comencé la travesía por el abuso, en silencio.

Sí, en silencio porque sentía que todo había pasado por mi culpa, sentí una culpa tan profunda que si hubiera tenido un látigo me hubiera auto flagelado; en silencio porque no quería que mi mamá, papá y hermanos pasaran por semejante tristeza y angustia; en silencio porque sabía que si contaba, antes que apoyo, iba a tener juicios: “eso te pasa por marica”, “eso te pasa por drogadicto”, “eso te pasa por puto”. Sí, me tocó la sociedad en la que hay que ser gay para tener VIH y para legitimar el abuso (“porque es que ustedes tan promiscuos”, dice la gente). En silencio porque yo era un cuerpo entero de vergüenza.

Al principio creía que mi culpa y error era por haberle recibido trago a un extraño (con el que me drogaste, ¿recuerdas?), pero no eras tan extraño. Luego me di cuenta que lo que me llevó realmente a estar en tu cama de abusador era ese “querer mostrar”; “querer mostrar” que andaba con el macho millonario y sexy amigo del dueño de la gran discoteca gay de Bogotá, ese “querer mostrar” que hacía parte de tu círculo de chicos bonitos y sofisticados que se llevaba las miradas en la rumba. Era en el fondo, el deseo de ser reconocido. Jamás me imaginé que había un rito de iniciación, y menos semejante rito.

Hoy ya puedo darme cuenta de que en últimas lo que me llevó a seguirte los pasos era mi profunda falta de amor y de autoestima; tenía que andar contigo para sentirme valorado. Ya no es un error, es una lección, dura, eso sí.

Si antes de que me abusaras, mi amor propio, mi autoestima y mi confianza estaban por el piso, en gran parte, como consecuencia del matoneo que recibí y recibía por homosexual, después de esa madrugada, se evaporaron. Sentía que mi cuerpo y mi sexualidad eran un pecado, en ese momento creía en eso de el «pecado» porque me lo habían enseñado; y ese pecado más la culpa me llevaron a una degradación de mi cuerpo. Comencé a cobrar por sexo, a tipos como tu, y en parte, porque con cada cliente al que le sacaba plata por culear conmigo sentía que me vengaba un poco de ti en silencio.

Hoy quiero contarte que por lo que me hiciste, por años, por muchos, me negué, me oculté y me veté una parte de mi cuerpo y con ello, de mi sexualidad. Cada vez que un hombre acercaba al menos un dedo a mi ano entraba en pánico, al principio lloraba, luego, ante los juicios (no es normal que alguien llore cuando le tocan el culo), opté por salir al paso diciendo que no me gustaba. Varios, fueron varios los chicos de los que empezaba a enamorarme que se alejaron por mi sexualidad reprimida y traumada en rol de pasivo. Quiero que tengas eso muy en claro.

Me pasaba con saliva amarga cada historia de mis conocidos relatando el profundo placer anal que sentían. Por muchos años tras cada historia mi mente y alma se iban a ese momento. Por muchos años cada vez que escuchaba tu nombre mi mente y mi alma se iban a ese momento. Por muchos años cada vez que pasaba por tu edificio mi mente y mi alma se iban a ese momento. El tiempo fue encargándose…

Ha pasado tiempo, he caminado con tu sombra, pero al tiempo me han agarrado de la mano personas que me han ayudado a superar, procesar y hacer consciencia de tu abuso. Decidí dar la vuelta, cambiar el chip, como dicen, y sacar la luz dentro de la oscuridad. Me prometí que mi ano sería una zona sagrada de mi cuerpo que trataría con cuidado, si mi virginidad anal la perdí de esa forma tan grotesca, pues mi sexualidad anal sería amorosa. Y hasta hoy esa promesa permanece. Hoy soy una especie de gay raro, puto por delante, novicio por detrás.

Pero en medio de ese trago amargo me conmueve y emociona que tenga una faceta de mi sexualidad aún por explorar. Tal vez por eso merezcas un leve agradecimiento, además porque el camino que empecé tras el abuso que hiciste conmigo también me ha permitido humanizar a quienes ejercen el trabajo sexual y he podido dar apoyo a quienes han pasado por esta misma experiencia, que somos muchos, muchos invisibles. Pero a pesar de mis gracias y mis aprendizajes, por favor trata de no abusar de otra persona…

En redes: eldlacuadra

¿Discriminado por mi facebook?

“Te cuento que tu foto desnudo (en Facebook), fue tema de conversación hoy en la oficina”. Me escribió quien es uno de mis jefes en una entidad pública para la que trabajo con respecto a un retrato artístico semi desnudo que publiqué en mi perfil de Facebook el pasado domingo 12 de junio.

“¿Por qué, qué dijeron?”. Le pregunté yo.

Acto seguido me llamó a mi celular y me dijo: “Andrés, considero que una persona que publica fotos desnudo en sus redes sociales es una persona que se resta seriedad profesional y le resta seriedad al proceso (proceso de formación en participación e incidencia política con víctimas del conflicto armado colombiano)”.

“¿Tu me estás hablando en serio?”, pregunté muy sorprendido.

Me respondió: “Sí, claro Andrés, es que ¿tu crees que una víctima te va a tomar en serio en un evento (jornada de trabajo con ellas) después de verte desnudo en una red social? ¡Por favor Andrés!

Dije, aún más sorprendido y ya medio encendido por la indignación: “Tu me estás diciendo que mientras este país se está viniendo a la mierda, mientras nos matamos unos con otros, un tema de conversación de oficina es lo que hacen con sus Facebook y sus vidas privadas quienes trabajan con ustedes? No lo puedo creer”.

Me respondió: “Andrés, tienes que ser consciente de que estas representando una entidad pública y como tal debes tener unos parámetros de comportamiento y cuidar la imagen que muestras”.

Respondí: “No me parece, no estoy de acuerdo, a mí que me evalúen en mi trabajo por eso, por mi trabajo, no por lo que hago en mis redes sociales que son mi vida íntima”.

El finalizó con: “Pensé que abrirías un poco más tu mente y entenderías que hay otras formas de pensar y te darías cuenta de que hay personas que no ven tan normal lo que haces”.

Mi celular se descargó, ¡menos mal!

Desde que colgué esa llamada he estado con un revolcón de sentimientos y emociones; triste, muy triste, indignado, decepcionado y muy molesto. Me cuesta trabajo creer que en pleno 2016, mientras los muertos por prejuicios en Colombia son el pan de cada día, una persona sea señalada y juzgada no por lo que hace en sus redes sociales, el asunto va más allá de eso, por lo que hace con su vida íntima, con su cuerpo y sus espacios de expresión.

El asunto es grave en cualquier espacio social, pero que esto provenga de un funcionario de una entidad que promulga y defiende los derechos humanos, la diversidad, la igualdad y la no discriminación, y que además está adscrita al esquema institucional de un Estado regido por una constitución que lo declara como laico, pluralista y diverso y que además consigna los derechos al libre desarrollo de la personalidad y a la libre expresión. ¡Tenaz!

El pasado domingo 12 de junio un hombre entró a un bar gay de Orlando, Florida, Estado Unidos, y con un arma se desplegó a disparar contra los que consideraba unos enfermos o pecadores. Mató a más de 50 personas e hirió de gravedad a otras decenas. Desde ese mismo día las redes sociales se reventaron con el hastag #MatarHomosexualesNoEsUnDelito que se acompañaron de mensajes como: “50 pedófilos menos en las calles”. Justo al día siguiente, mientras el mundo virtual todavía estaba cargado de mensajes discriminatorios y de odio, la indignación en una entidad para la que trabajo era mi Facebook y mis fotos sin ropa. Increíble!

Aclaro que la masacre de Orlando me tiene muy afectado y susceptible, saber que acá o en cualquier parte del mundo matan personas por ser lo que tu también eres, entristece y asusta mucho, más cuando la sociedad con la que compartes tu cotidianidad, la calle, los parques, el transporte, y bueno, tu trabajo, en vez de condenar a este asesino, lo indultan e incluso tratan de héroe.

En varios momentos de mi vida he sido discriminado por ser quien soy, por mi identidad sexual, desde el colegio recibí un matoneo insoportable y doloroso que creí iba a terminar en la universidad porque ajá, ¡Es la universidad! Pero no, siguió y hasta más extremo. “Loca”, “la niña de atrás”, “el maniquebrado”, “la De La Cuadra”, han sido comentarios que he tenido que soportar junto con miradas agresivas, señalamientos, arremedos de mis ademanes físicos  y muchas burlas y risas cuando “se me salía la maricada”.

El matoneo por identidad sexual está ya tan normalizado y des-humanizado que quien lo recibe, termina convenciéndose de que es quien está mal, enfermo, en pecado. He sufrido mucho en silencio, lo que me ha llevado a depresiones profundas, a vivir gobernado por las inseguridades, a sentir miedo, a reprimirme y a volverme adicto en algunos momentos a ciertas drogas sicoactivas como espacios de escape a tal amargura y tristeza.

¡Ya no más! No me voy a quedar callado y he decidido no sufrir más en silencio, más por la discriminación, que ahora que la comprendo, me parece cada vez más absurda.

He decidido hablar y contar lo que me está pasando ahora, porque me siento discriminado, discriminado por ser quien soy, por expresarme, por mostrar mi cuerpo, que es en sí mismo una forma de expresión mía. Una de las razones por las que me desnudo, tomo fotos y las publico es porque hace parte de mi lucha política como ciudadano de este mundo, liberar el cuerpo y el sexo de los tabús y prejuicios que injustamente les han impuesto. Estoy convencido de que el cuerpo es nuestra verdad más íntima y reveladora, y el sexo, creo cada vez más, nuestra única libertad, no puede ser que eso, este rodeado de prejuicios y que peor aún, sea causa de discriminación. ¡ME RESISTO!

En esa lógica, me resisto a ser valorado en mi trabajo no por mi pasión, compromiso y resultados en éste, sino por cómo me comporto en mis redes sociales, mi vida privada.

Aparte, en mi trabajo soy tallerista en derechos humanos de personas LGBTI afectadas por el conflicto armado, en mis talleres llamo la atención a funcionarios públicos para que hagan su función basados en la constitución, no en la biblia, en la dimensión de los derechos, ni los prejuicios ni la discriminación tienen fundamento alguno; por otro lado, insto a las personas víctimas de discriminación a que no se queden calladas y denuncien, en el silencio de la discriminación subsisten los discriminadores. Estaría siendo un pésimo tallerista y un pésimo funcionario si me quedo callado con lo que estoy viviendo. Perdería toda autoridad moral para los discursos que promulgo.

Por eso he decidido contar. Y he decidido contar también porque estoy convencido de que esta misma situación la están viviendo miles de personas hoy, que por miedos varios se quedan calladas ante la discriminación por su vida privada y su libre expresión. Permanecen silenciadas o bien por miedo a quedarse sin trabajo, o porque no saben que están siendo vulneradas y sus derechos violentados, o porque temen a represalias de quien las discrimina. Sí, tengo miedo de quedarme sin trabajo, pero he aprendido a que en mi vida eso no es lo más importante, sino la armonía espiritual; de nada me sirve tener una cuenta bancaria llena de plata, pero un espíritu lleno de miedos, angustias, dolores y lágrimas y una conciencia abrumada porque estoy vendiendo mis principios, porque sí, quedarse callado y ser sumiso por un sueldo, es vender los principios.

He sido bueno en mi trabajo, con una pasión profunda y un compromiso sincero, con resultados efectivos y demostrables, reconocido y felicitado. Entonces, ¿Resulta que todo eso se va ahora a menos porque publiqué una foto desnudo en mi Facebook que hace que me reste seriedad profesional?

¡Me resisto a darle la razón a esto!

Me siento vulnerado

Me siento discriminado

Me siento muy triste

Si usted es o conoce una persona que esté viviendo la misma situación, comparta esto.

Si usted es o conoce una persona que discrimine a otra por su libre expresión en sus redes sociales o cualquier otro espacio, comparta esto.

Si usted cree que la discriminación por prejuicios es absurda, cuna del odio y la violencia, comparta esto.

Gracias, gracias, gracias! Esta no es sólo mi voz, es la voz de muchos!

@eldlacuadra

El día que volví a sorprenderme con un cuerpo

Recientemente me encontré con un chico con quien había compartido virtualmente a través de Facebook, con sus likes, emoticones picando el ojo y chats de mucho coqueteo, con el que me fue cautivando cada vez más; genio del coqueteo! De esos piropos atrevidos pero muy inteligentes a la vez! Atento, muy sensible, sencillo, pilo pero poco pretensioso, así se veía en su perfil virtual, y así resultó ser.

Nos encontramos, la vida hizo que coincidiéramos. No llevábamos más de media hora juntos y nuestras miradas eran tan profundas e intensas que nos ahogaban un poco,  sus labios gruesos, largos y húmedos me secuestraron y nos dimos besos de esos largos, laaaaaaaaargos, de los que se suspenden para tomar aire y mirarse.

Con esas miradas cómplices con las que se comunican mutuamente la decisión de hacer el amor, nos desnudamos. Y ahí vino lo más especial de la noche.

Conocí su cuerpo! Sí, este chico además de parecer pilo y sensible por Facebook, también hace parte de ese grupo de hombres (gais o no gais), que no publica fotos de su cuerpo o desnudo, o en ropa interior, o en tangita, de hecho, pocas fotos de él publica y una que otra selfie. No conocía su cuerpo! Suena raro en estas épocas, ¿no?

Ya poco lo miré a los ojos, mis pupilas y mis manos eran de arriba abajo viendo y tocando su cuerpo, CONOCIÉNDOLO!

24 horas después, así como la vida nos unió en un instante, nos separó.

Él llegó para que me diera cuenta de lo lindo y especial que es sorprenderse con el cuerpo de los otros. En una época en la que abundan los cuerpos al descubierto, en el que parece haber más cámaras que prendas, en el que el afán es mostrarnos y ser valorados por likes y emoticones, no por pensamientos y palabras, en el que nos conocemos tanto, qué rico sorprenderse! Qué rico darse la oportunidad de conocer alguien sin que la decisión esté marcada por un buen cuerpo, o un estilo determinado, o incluso por lo que publica.

Qué delicia esa sensación de ansiedad mientras el otro se desviste, es como si estuvieras abriendo un regalo, deseando con ansías ver qué hay adentro. Me di cuenta que cuando me conozco con alguien, de lo primero que hago es comparar su cuerpo con las fotos (¿en tono de aprobación o qué?). Confirmo de nuevo que en lo virtual por más afinidad (y likes) jamás se dará la química.

Yo que soy de los que se embola en fotos y mira los perfiles antes de aceptar una solicitud de amistad pienso que he tenido este encuentro fugaz para que me diera cuenta de esto, de esa lógica de conocernos por pantallas que se normalizó y automatiza cada vez más, no sé si sea bueno o malo, tal vez por eso lo estoy escribiendo.

Por ahora grito: ¡Qué delicia sorprenderse!

Apareciste, llegaste y te vas…

Apareciste

Apareciste para recordarme lo rico y emocionante que es coquetear,

Apareciste para recordarme sentir el deseo de conocer a alguien,

Apareciste para recordarme lo emotivo que es ilusionarse,

Apareciste para recordarme que lo virtual jamás remplazará lo físico porque es años luz más fascinante

Apareciste para que volviera a sentirme como un adolescente

El adolescente que se emociona cuando llamas

El adolescente que se pone nervioso cuando está a punto de verse contigo

El adolescente que sonríe cuando habla a los demás de ti

El adolescente que se debate en: “¿llamo o no llamo?”

El adolescente que se pone nervioso al darte un beso

Llegaste

Llegaste para recordarme lo delicioso y conmovedor que es:

Decir y que te digan: “te pienso”

Decir y que te digan: “qué bonito estás hoy”

Decir y que te digan: “quiero verte”

Decir y escuchar: “no me quiero ir”

Llegaste para cocinarnos

Llegaste para mostrarme música maravillosa

Llegaste para andar en bici juntos

Llegaste para ir a cine acompañados y  disfrutar hasta las películas más malas

Llegaste para que volviera a querer dedicarle canciones a alguien

Llegaste para que volviera sentir ganas incontrolables de ser tocado por ese alguien

Te vas…

Te vas para recordarme esa mezcla de sentimientos que es extrañar

Te vas para recordarme lo inquietante que es esperar

Te vas para recordarme lo grato e importante que estar conmigo mismo

Te vas para recordarme que lo más real y verdadero es el presente (¿entonces por qué no escribir esto?)

Apareciste, llegaste y te vas,

Para que sonriera más de lo que sonreía!

Carta abierta a la Senadora Claudia López. Asunto: Peñalosa

Apreciada Senadora

El día de ayer me encontré con una imagen que me zarandeó, era un tuit suyo en el que afirma que no votará por Clara López para la próxima alcaldía de Bogotá, que lo hará o por Rafael Pardo o por Peñalosa y que su voto será secreto.

Ante el antecedente de su apoyo a la pasada intención presidencial de Peñalosa en 2014, puede uno casi concluir que su voto, por más secreto, será por él, y más allá de si sea así o no, ya con sus trinos sienta un precedente en la intención de que Peñalosa llegue al Palacio Liévano. (ver: Claudia López empezó a hacer campaña por Enrique Peñalosa)

Inevitable no sorprenderme en primer momento, e incluso preguntarme: “¿Es en serio?» Y en segundo momento, inevitable no sentirme algo indignado.

Senadora, la he seguido desde años atrás, desde que trabajó en la alcaldía de su amigo Enrique, pasando por sus contundentes columnas en el periódico El Tiempo y La silla vacía, por su riguroso y revelador trabajo en la Misión de Observación Electora, -MOE-, en donde tuve la oportunidad de trabajar en equipo con usted para las elecciones locales de 2011 y hasta en su pasada y exitosa campaña al Congreso del año pasado.

No ha sido gratis, ha sido desde una admiración y respeto profundo; admiración y respeto que en gran parte nace en eso que muchos expresamos como “haberle cantado la tabla a Uribe”, con tal valentía, vehemencia y contundencia que rápidamente se ganó la admiración y afectos de muchísimos, más en un momento de una polarización radical en Colombia en la que claramente el ex presidente Uribe reinaba.

Uno podría, Senadora, hacer una lista de los discursos y frases con los que usted ha enfrentado y develado a Uribe y al uribismo, sus frases logran ser atractivos titulares de prensa, y estoy seguro que gracias a ello y sus investigaciones contra la parapolítica, tanto el movimiento político paramilitar (que no es un secreto) como su líder máximo han perdido popularidad e influencia, lo que es una especie de respiro de Estado. (Ver: Histórica cantada de tabla de Claudia López a Álvaro Uribe Vélez)

Usted ha llegado hasta a encarnar una esperanza en miles de colombianos, la esperanza de otra Colombia y de otra política.

Es por esto que hoy me encuentro muy confundido, porque ha decidido apoyar públicamente al candidato que ha sido simpatizante, e incluso, aliado de Uribe, y vamos a hablar las cosas como le gusta, como son y de frente. Todos sabemos que Peñalosa y Uribe hasta una amistad tienen, que va más allá de aspiraciones y estrategias políticas, es una relación que viene de atrás. El país recuerda muy bien aquel apoyo público y mediático que Uribe dio a Peñalosa en su última y fracasada campaña a la alcaldía; que costó, además, la ida a pique del Partido Verde, ¡su partido!

Y puede que sobre decir esto, pero todos sabemos que no es cualquier amigo, ¡ES URIBE! El creador y jefe de eso que usted tanto ha denunciado con pasión, el paramilitarismo y la parapolítica.

Yo no sé si sea radical o desacertado aplicar a la política el sabio refrán “Dime con quién andas y te diré quién eres”; pero para mi es claro que quien anda con Uribe comparte su visión de país, pero sobretodo, comparte, o al menos legitima, sus horrorosas prácticas que han sido nefastas para Colombia, tan así, que nos han costado vidas, ¡miles! Prácticas a las que usted tanto se ha opuesto.

Por otro lado, no soy un reconocido analista o experto político, pero algo sé y me he movido en uno que otro pasillo, y aquí tampoco es secreto que la otra gran sombra de Peñalosa es Vargas Lleras, quien parece ser otro Uribe pero vestido de Lleras, un hombre conectado con mafias políticas y económicas también nefastas para el país, como la mafia de Kiko Gómez en la Guajira, que tanto usted ha denunciado, y que le puso precio a su cabeza.

Son claras y reveladoras las alianzas políticas de Vargas Lleras con estructuras políticas corruptas en varias regiones del país, incluso se rumorea que su influencia en algunas zonas puede llegar a ser igual a la de Uribe y superior a la de Santos. Eso lo han demostrado varias veces analistas y líderes de opinión. (Ver: ¿Qué hay detrás de Peñalosa?)

Ahora, si le quitáramos semejantes sombras a Peñalosa (difícil), también tiene un lunar que tampoco es un secreto: su pasada alcaldía, gobierno que disfrazado de modernidad nos costó y ha costado a los bogotanos. Es claro que hizo privatizaciones controvertidas como la de la Empresa de energía de Bogotá, que el “toque moderno” que le dio a Bogotá le quito presupuesto a lo social que urgía y urge atender en la capital, y por último, y no menos grave, que impulsó un sistema de transporte masivo revolucionario, tan revolucionario que no es público, es de unos privados, muy, muy cercano a Peñalosa y sus amigos, como Vargas Lleras. Incluso hay quienes afirman (con criterio) que Enrique nos alejó del Metro para consolidar semejante empresa (Transmilenio) que deja millonarias utilidades a sus socios al tiempo que la ciudad la mantiene con el dinero de los bogotanos. (Ver: Peñalosa sugiere que Transmilenio es una especie de metro)

Como si fuera poco, hay otro lunar que la toca a usted en sus fibras más íntimas, un lunar muy cristiano. Aunque no fue tan mediático, tampoco fue secreto que Enrique hizo alianzas con varias Iglesias Cristianas en Bogotá para sumar votos a su pasada campaña de 2011, llegó a aliarse con pastores homofóbicos radicales como Eduardo Cañas y Charles W. Schultz, ambos, vinculados a su vez con los más corruptos concejales de Bogotá como Orlando Parada. (Ver: El expediente fundamentalista de Peñalosa)

Yo no creo que Peñalosa sea un homofóbico radical, si lo fuera, la de ustedes sería la amistad más sui generis que habría visto, pero dichas alianzas con grupos cristianos llegaron a preocupar bastante a activistas y líderes de opinión que cuestionaron preocupados lo que sería la política de diversidad, igualdad y lucha contra la homofobia en un posible gobierno de él. Para este nuevo intento, ¿quién nos asegura que Enrique no está teniendo reuniones con biblia en mano y tejiendo alianzas con camándula?

Senadora, la diversidad y la igualdad han sido dos de sus banderas políticas y personales, de verdad, es ilógico que usted apoye a un candidato que se ha aliado con enemigos acérrimos de dichas banderas. No nos pida que nos sumemos a la campaña de alguien que ha llegado a pensar en sacrificar nuestra lucha y nuestros derechos a cambio de llegar al segundo cargo de elección popular más importante del país. ¡Por favor! Es que hemos avanzado mucho, sobretodo en Bogotá. No nos haga eso. No se haga eso.

Ahora bien, yo que la he seguido he tenido claro que usted siente una profunda simpatía por Peñalosa y que tienen una amistad de años. Lo confieso, ese ha sido el lunar que siempre he visto en usted, pero aún así, la he seguido tal cual fan y hasta mi voto le he dado, precisamente porque me convencía con que a pesar de su amistad con Peñalosa, siguiera con tal oposición y confrontación a Uribe y su Centro Democrático. Pero ahora, sinceramente, siento que la que está perdiendo el centro es usted.

Senadora, como dicen por ahí: “Lo que ayer nos unió, hoy nos separa”. Me cuesta simpatizar con quien simpatiza con una persona aliada a dos líderes que, en mi concepto, están lejos de hacer parte de “La generación de la paz”, su proyecto político (¿O es solo un lema?). Como le dije, no soy un erudito en política, pero sé que ésta se fundamenta en alianzas e intereses de todo tipo, y sé que en política no se puede tener contento a todo el mundo, pero en lo que a mi respecta, no comparto su apoyo a Peñalosa para la alcaldía de Bogotá. ¡Me siento indignado!

Y sé que no soy el único. A esos que no somos sus seguidores peñalosistas, no  nos deje sin esperanza Senadora, sin la esperanza de otra política, de otra Colombia, que no tengo del todo claro cuál es, pero sí estoy seguro que no es la de Peñalosa.

Andrés De La Cuadra Sanmiguel

@eldlacuadra

Juan Pablo y Mauricio Iragorri, dos hermanos, un mismo sueño

En los últimos días en Colombia y algunos lugares afuera, como España, Austria e Inglaterra ha sonado el nombre de Juan Pablo Iragorri y retumbado la frase “Liberen a Juan Pa”, el colombiano preso de manera ilegal e injusta en Catar por supuesto narcotráfico. Basta con hacer una búsqueda en internet para encontrar varios artículos de prensa en los que se cuenta la historia de Juan Pablo en detalle y que evidencian su inocencia y exponen punto por punto la sistemática violación de Derechos Humanos de la que ha sido víctima.

Sin duda, tras un proceso largo, de más de dos años, que incluye un casi secuestro y torturas, y de un proceso lleno de arbitrariedades y obstáculos, Juan Pablo está viviendo la prueba más difícil y dura de su vida. Es casi inimaginable dimensionar el miedo, la angustia, el dolor y la ansiedad que siente Juan en estos momentos.

Pero, al otro lado del océano, cientos de miles de kilómetros al occidente, en ese “otro mundo”, hay otro Iragorri que vive su propio proceso, también complejo y profundo: Mauricio Iragorri, su hermano, su “parcero” desde niños, su compañero de aventuras, con quien saltó al cielo en paracaídas. No sólo los une la sangre, los unen aficiones, gustos y los recuerdos arraigados en lo más profundo de sus mentes y corazones.

Iragorris

Es tal el amor que une a los Iragorri que Mauricio, tras enterarse de la condena a cadena perpetua sobre Juan, comenzó el más arduo y casi imposible reto de lograr su liberación y traerlo de regreso a Colombia. Mauricio comenzó a hablar con sus amigos más cercanos buscando ayuda, pidiendo consejos y pistas para hacer la tarea, y es así como Kate Leal, una talentosa periodista, comprometida y sobretodo noble, se puso la camiseta de la familia Iragorri y, como si Juan Pablo fuera también su hermano, movió cielo y tierra, revolcó su lista de contactos y en menos de una semana colocó el caso de Juan Pablo en los medios de comunicación más leídos de Colombia.

Al tiempo, con Mauricio, juntos comenzaron una campaña en redes sociales: “#LiberenAJuanPa”, “FreePablo”. En horas se fueron sumando amigos y es tal la fraternidad que rodea a Mauricio que en días “#LiberenAJuanPa” se posicionó en las redes sociales, miles de personas leyeron y compartieron los artículos en prensa, la campaña ha sido Topic Trend en Colombia, la fanpage en Facebook tiene más de 7000 fans que apoyan a Juan y el tema se escucha en las calles, en las tiendas, en los restaurantes. Juan Pablo pasó de ser un desconocido a un ícono que representa la situación que viven muchos colombianos en el extranjero.

Para Mauricio todo ha sido demasiado rápido y fuerte. Ha estado aturdido, sus emociones han estado en montaña rusa, por un lado la angustia y ansiedad por la situación de Juan Pablo y por otro, la alegría y satisfacción por el apoyo recibido. Aparte, la receptividad y cubrimiento de los medios lo emociona, pero la indiferencia y la insuficiente gestión del gobierno, lo indigna y desconsuela. Para Mao (como lo llaman su más cercanos) cada mensaje, cada llamada, cada abrazo es una recarga de energía, una recarga para seguir en la misión de traer de vuelta a su hermano.

Cuando Mao comenzó a hablarnos de sus intenciones de lograr la liberación de Juan Pablo a muchos nos pareció osado y difícil, casi imposible, era él y su familia contra un imperio petrolero, poderoso y soberbio; pero no se dejó apabullar por ello y siguió y sigue, logrando que la presión sea cada vez mayor.

Hoy Mauricio nos da una lección, una lección de valentía, resistencia, persistencia y amor. Enfrentarse a semejante régimen lo hace valiente, pero es tal su amor por su hermano que lo amerita. Y seguir firme a pesar de las adversidades jurídicas que rodean el caso de Juan Pablo y que parecen ser un sinsalida para que regrese, eso lo hace resistente y persistente. Liberar a Juan ya no sólo es un reto, es un sueño, el sueño de una familia de volver a estar juntos.

Y es que es la segunda vez que Mauricio nos da esta lección, cuando participó en el reality show El Desafío, llegó a la recta final superando todos los pronósticos, con valentía, persistencia y resistencia. Abiertamente homosexual se enfrentó al machismo y sus ideas de que las pruebas duras y la fuerza es de machos y no de maricas.

Pero sin duda, el gran desafío de Mauricio es ahora, el premio, su hermano de regreso. Mao confía en la vida, tiene fe, fe en que el gobierno colombiano actúe con mayor contundencia, fe en que la monarquía de Catar libere a Juan Pablo, ¡es que hay un documento de Naciones Unidas respaldando a Juan! ¡Por favor!

Pero mientras ambos Estados avanzan al ritmo de los intereses que los pueden mover, Mauricio tiene fe y confía en que los demás sigamos presionando y haciendo eco. Ya se está demostrando que la presión mediática surte efecto, la Cancillería se pronunció, tibia pero lo hizo, la Defensoría (http://goo.gl/8peD1g) y Procuraduría (http://goo.gl/Lo5bw3) también, ambas solicitan al Gobierno mayor interés y accionar frente al caso de Juan Pablo. Si seguimos, el regreso de uno de nuestros íconos del paracaidismo nacional ya no se perfila como un imposible, sino como una realidad.

Con “Liberen a Juan Pablo” no sólo estamos asistiendo a un caso de Derechos Humanos y jurisprudencia, estamos viviendo la historia de dos hermanos, separados por océanos, pero unidos por el corazón, dos hermanos que los une el sueño de reencontrarse y volverse a abrazar. Dos hermanos que hoy nos dan una lección de resistencia, persistencia y valentía.

Ahora cierre sus ojos por un instante e imagine que hoy lo llama su hermano o un ser que ama y le dice que ha sido arrestado de manera extraña y confusa en otro país, que lo han condenado a cadena perpetua y que está angustiado, triste y con miedo… ¿Usted qué haría?

Haría algo, ¿verdad?

Entonces, únase a la campaña #LiberenAJuanPa:

  1. Comparta la imagen oficial en sus redes
  2. Lea y difunda los contenidos de prensa: «Paracaidista colombiano, al parecer inocente, paga cadena perpetua en Catar»  «Las esperanzas que le quedan al paracaidista condenado en Catar» 
  3. Firme la petición de liberación y repatriación de Juan Pablo: 

LiberenaJuanPa-01

@eldlacuadra

Gracias mamá por amarme como tu hijo homosexual

Hola Mamá

Como habrás escuchado, por estos días se ha estado hablando mucho de la homosexualidad, las personas LGBTI y sus derechos, específicamente, de la adopción igualitaria, la adopción en parejas del mismo sexo.

En medio de todo el debate que se ha generado me ha cautivado mucho escuchar de personas homosexuales que no son aceptadas por sus familias y que al contrario, son juzgadas y rechazadas. Sí, discriminadas por sus propios padres y hermanos. Con algunas he tenido contacto directo, las he tenido al frente y he podido sentir su dolor por ser rechazadas, he visto sus lágrimas recorrer sus rostros.

Es por esto mamá, que hoy quiero darte gracias, gracias por aceptarme y amarme como homosexual, gracias por no rechazarme, gracias por tanto amor que me das.

Se mamá que para ti no fue fácil ni enterarte ni aceptar mi orientación sexual, Sé que sufriste, sé que lloraste, sé que quisiste que las cosas fueran distintas. Sé que sentiste miedo. Se que tenías prejuicios frente a la homosexualidad. Pero tengo por seguro mamá, que todo eso, es porque me amas y porque quieres lo mejor para mi. Cuando salí del closet, fuiste la única persona con la que agaché mi cabeza, decidí ir a tu ritmo, dejar que las cosas fluyeran sin presionarte.

El tiempo fue sabio y nos permitió conocernos y unirnos. Te diste cuenta de que no soy ni un enfermo ni un aberrado, cosas que escuchabas por ahí. Y hoy, hasta gran amiga eres de los hombres que han sido mis parejas, los has acogido en nuestro hogar como otros hijos tuyos, has sido su confidente y amiga, los has aceptado y querido como hombres homosexuales. Y a mí, me has amado, cuidado y consentido con tanta entrega, nobleza y sinceridad. Has vencido tus prejuicios mamá, y por eso, hoy tienes toda mi admiración, respeto y gratitud.

Mamá, nací de tu vientre y no me imagino regresar a él cada vez que quiera, sin mi verdad, sin mi realidad, sin mi esencia. No me imagino mamá llegar a ti siendo lo que no soy, llegar a ti con mentiras, siendo falso. No me imagino mamá, hablarte de mi pareja como si fuera una mujer; no me imagino mamá pedirte un consejo acerca de mis relaciones, imaginando que son con una mujer; no me imagino mamá, usar a una amiga y presentártela como mi novia; no me imagino mamá que cada vez que me llames y me preguntes con quien estoy, te mienta y te diga o que estoy con mi novia o con amigas o amigos y no poderte decir que estoy con mi novio; no me imagino mamá, no poder nunca presentarte a mis novios con la encantadora suegra que eres. No me imagino mamá, vivir una mentira contigo y mi familia. No me imagino poder vivir en semejante mentira.

Pues mamá, eso que yo no me imagino, hoy no tienen muchos el derecho de imaginárselo porque lo viven cada día, lo viven porque sus familias no los aceptan y aman desde su orientación sexual diversa.

Es por eso mamá, que hoy me siento bendecido con la vida por tenerte como mamá, por aceptarme y amarme tal como soy. Mamá, hoy me doy cuenta que tener tu aceptación y tu amor es el tesoro más valioso que tengo. Eres una de las personas más importantes en mi vida y no me imagino sentir tu rechazo. Por eso, gracias, gracias mamá.

Mamá, sé que sueñas con un nieto de mi parte y que resignarte a que no lo tengas ha sido de las cosas más difíciles que has debido superar. Imagino que en los últimos días has escuchado muchas cosas acerca de la adopción de niños por parejas del mismo sexo, hoy te quiero decir, que no les pongas atención ni les des importancia, porque mamá, tú me conoces, nadie como tú me conoce, has visto el tío que soy, has visto el novio que soy. Mamá, puedo ser un gran papá porque puedo criar a un hijo con el mismo amor y con los mismos valores que tú  y papá me han criado.

Mamá, sé que llegará el día en el que pueda adoptar un hijo, y saber y estar seguro de que lo vas a acoger como si fuera un hijo tuyo, con el mismo amor y con la misma entrega, me reconforta y hace feliz. Pero mamá, algún día muchos podremos adoptar, pero no todos podrán llevar sus hijos antes sus familias porque ni siquiera los aceptan a ellos mismos.

Por eso mamá, gracias, gracias, gracias.

Te amo mamá…

Carta abierta a la Universidad de La Sabana

“Apreciada” Universidad de La Sabana

He leído tus dos informes – comunicados al respecto de la adopción de niños por parejas del mismo sexo en Colombia, conocida como Adopción Igualitaria. Al respecto quiero decirte lo siguiente.

Soy Andrés De La Cuadra, hombre gay próximo a cumplir los 30 años. A lo largo de mi vida como hombre homosexual he salido y tenido sexo con egresados, profesores y estudiantes de tu universidad, sí, sexo homosexual. En tres ocasiones he tenido sexo en las instalaciones de tu hermoso y campestre campus, sí, sexo homosexual. En el año 2009 durante una feria de servicios episcopales y pastorales (o algo así) que se realizó en el Compensar de la carrera 68 en Bogotá, un Padre de tu universidad me hizo sexo oral en uno de los baños.

Salir a contar y hacer pública la vida sexual de uno no es tan chévere, pero tu posición y comunicados me han indignado de tal forma, que me han impulsado a contarlo, aparte, afortunadamente no me arrepiento de nada vivido y uno de los grandes aprendizajes que me ha dado la vida es perderle el miedo al ridículo y a ese “qué dirán”.

“Apreciada” Universidad de La Sabana, todo esto para decirte que podrás emitir cuanto informe y comunicado se te venga en gana, podrás rasgarte tus hábitos, revolcarte en tus Sabanas, pero no podrás parar la igualdad, porque ¡La igualdad es imparable! Te aseguro que seguirás teniendo parejas de hombre con hombre y mujer con mujer en tu campus y te aseguro que muchos de tus curas se seguirán “abriendo” a la diversidad.

Si no, te invito y reto a que excomulgues y eches a todas las personas LGBTI de tu universidad (sí, a esos que llamas enfermos) a ver en qué quedas y a qué te reduces. Podrás tener mucho contacto con tu Dios milagroso, pero no podrás tapar el sol con un dedo ni mucho menos con un comunicado.

“Apreciada” Universidad de La Sabana, estoy muy, muy emputado contigo…