“Oiga, ¿este no es el chico con el que usted está saliendo?”

Después de llevar unos 2 meses saliendo con un chico en algo muy intenso y bonito pero algo enredado a la vez, esta mañana la historia ha dado un giro muy sorpresivo y… triste.

Un amigo me escribe lo siguiente: “Oiga, ¿este no es el chico con el que usted está saliendo?” (adjunta el link de un perfil en Twitter). Un perfil  de esos de puteo gay nivel fotos de verga y culo, con mensajes como: “hoy tocó pajearse solito”, “¿Quién me ayuda con esto? (foto del culo)”, “¿Quién en el portal del norte para crousing?”; y por supuesto, intercambio de mensajes con hombres con perfiles similares con fotos de la verga y publicando “Quién quiere sentarse acá?”; y mi chico respondiendo “yo”; “somos 2 quién para trio ya”, y mi chico respondiendo “yo”. Perfil tipo un jurgo de vídeos porno bareback (iiicchh) con publicaciones adjuntas como: “quiero que me hagan lo mismo a mi”. Perfil tipo participando por entradas a esas fiestas orgias caseras con sexo y drogas y pocos condones, y ganándolas, agradeciendo con un “allá nos vemos”.

Todo esto, MIENTRAS SALÍA CONMIGO. Whhhaaaaattt!

Al menos unas 3 veces durante el tiempo que salimos le pregunté: “¿quieres usar aplicaciones de puteo, quieres putear, quieres conocer y tirar con más gente? Porque ya no le temo a esos temas y preguntas, hay que aceptar que esa es la realidad que nos está tocando y asumirla con seriedad, claridad y franqueza, sin esos tapujos y moralismos chimbos que nos han llevado a ser máquinas de ocultamiento. Y por qué no juzgo a las personas que lo hacen, yo he pasado por esas, comprendo que pasa por diversas facetas del ser, entonces cuando no hay prejuicio pues es más fácil preguntar y hablar así, por lo menos a mi me pasa.

Su respuesta todas las veces que pregunté fue NO, NO QUIERO APPS, NO QUIERO PUTEO, SOLO QUIERO ESTAR CONTIGO, NO TENGO NADA QUE OCULTAR!. Pues estuvo conmigo, al tiempo que se chateo, intercambió fotos y mensajes privados con @ActivoVergon39, @TomboActivo @ChicoLindo @VenecoHot. Sí, ya sé que el hecho de chatearse con varias personas no implica que se tenga sexo, incluso sí se han mandado fotos “hot”. Acá el punto es la mentira, el engaño, la trampa.

Menos mal, la vida que es tan bella conmigo y me quiere tanto hizo que mi amigo se encontrara con ese perfil de mi ex chico, jamás yo hubiera dado, tengo un escaso uso de Twitter (medio me aburre) y aparte, el puteo por allí siempre me ha parecido de lo más ordinario. Así que vida, GRACIAS!

Como estoy convencido de que todo lo que me pasa y todo quien llega al camino es por algo, este chico llegó para que sea más consiente del amor hacia mi mismo, el primero que se debe tener y cuidar, antes que el que entregamos a los demás; del cuidado y el auto cuidado.

Mi terapeuta y maestra espiritual desde que comencé un proceso con ella hace 4 años me ha dicho una y una y otra y otra vez: “Andris, ojo y cuidado con quien te acuestas, a quien le entregas tu cuerpo, con quien compartes tu energía sexual”. Siempre me ha aconsejado que conozca lo más posible una persona antes de compartirle mi energía sexual y mucho más antes de vincularme con emociones. Por miedos que me he negado a enfrentar, pero de los que estoy siendo consciente, le he hecho el quite a la tarea.

Pero ahora que veo el perfil escondido de mi ex chico con todas esas fotos, videos, trinos- citas y demás me es inevitable preguntarme: ¿Con quién me he acostado? ¿A quién me le entregué? Fuerte. Menos mal ya he trabajado mucho sobre la culpa y no me atormenta, sé que no sirve para mucho, sólo para reflexionar.

Aparte, pues ya es bien sabido que lo que por Grindr (o cualquier aplicación o red) llega, por Grindr se va. Ahí nos conocimos y siempre, como en la mayoría de relaciones que comienzan por allí, fue un temaso que dificultó construir confianza, pero por eso lo hablé, sin tapujos. No pretendo satanizar las apps o las redes, tengo claro que lo “buenas” o lo “malas” depende es de quien las usa. Pero desde mi vivencia y con esta amarga gota que rebosa la copa, hoy quiero probar otras formas, otras formas de relacionarme, otras formas de pasar la soledad, otras más reales y más honestas. Claro en ninguna se estará exento de mentiras y engaños, pero hay que probar.

Cuento esta historia porque si usted que la está leyendo está siendo como mi ex chico, teniendo esos perfiles y apps de puteo mientras sale con alguien al tiempo que le asegura que no los tiene y no los quiere, pues véame y siéntame a mi, estoy escribiendo estás palabras con lágrimas en los ojos y un dolor – vacío en el pecho.

Me preguntó por qué hacer pasar al otro por eso, con qué necesidad u objetivo, por qué mentir, por qué engañar así, cuando se está proponiendo la honestidad por encima de todo, incluso de lo incómodo y cuando se está hablando desde el amor, sin juicios, como lo hice. Yo ahora no quiero que este chico me toque ni un pelo, le siento repulsión. Me pregunto, ¿por qué llevar a otro a que sienta eso por nosotros? ¿Qué nos aporta?

Quiero aclarar, pienso que tener esos perfiles, tener las apps, putiar, no lo hace a uno una mala persona, eso es una decisión de cada quien de acuerdo a su experiencia más íntima. Pero mentir, ocultar, engañar, creo que más allá de ser buena o mala persona, no deberíamos relacionarnos así.

Comprendo que mentir y usar estas redes y apps pasa por una serie de circunstancias profundas, generalmente se miente por miedo, por pena, por inseguridades, por comodidad.

Entonces, revise el por qué está en esas redes y si esos porques le aportan, le dan tranquilidad y alegría; y si está con alguien que le gusta, por quien siente cosas profundas y bonitas entonces: si está muy cómodo usándolas, dígale, así el otro no pregunte, antes que por amor, es puro respeto al otro; y sí no le gusta estar ahí y lo atormenta, pues ciérrelas, afronte y venza el miedo a quedarse sin los arroces en bajo, sin lista de culeo en el celular, sin esos coqueteos que llegan cada vez que uno se conecta, por prevención a que la relación no pueda funcionar, y dese la oportunidad de amar, de entregar y entregarse, de dar y recibir, de sonreír por el amor de pareja que brota de la química, esa química que es un milagro y que en esa medida vale la pena aprovechar y atesorar.

Y siempre tengamos presente que si hay algo claro y demostrable en esta vida es que lo que entregamos, recibimos. Si mentimos, si ocultamos, si engañamos, si maltratamos, pues… eso mismo recibiremos, ahora o mañana, porque así es la vida. Duele ser consciente de que ese principio tan primario de la vida que nos enseñan desde pequeños se nos haya embolatado tanto, pero en serio, no hagamos lo que no queremos que nos hagan, es básico y fundamental, pero claro, requiere ser consciente, demanda voluntad, honestidad y humildad, pero tenerlo como propósito ya es el primer gran paso.

Finalmente, termino hablando con mi terapeuta, compartiéndole mi sentir de tristeza y cierta recriminación por haberme entregado como suelo entregarme cuando alguien me gusta y quiero, CON TODA, despliego mi ser (no todo) y mi energía hacia esa persona, cuando alguien me enamora, hacerlo sonreír (no feliz) se convierte en una tarea de mi cotidianidad. Ella, con su sabiduría me dice: “No te sientas mal por ello Andris, por haberte entregado, sé el novio que quieres que te llegue, se primero esa persona para ti”.

Y en esas ando… aprendiendo

Compartiendo…

Gracias por leer.